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23 de febrero de 2017

Trasfondo - Hurón Corazón Negro


Hola a todos los lectores nuestros de Profanus40k, bienvenidos a otra entrada de la nueva serie de trabajos que nos traen el trasfondo no traducido de algunos de los personajes más infames de los Marines Espaciales del Caos. Hoy le ha toca a uno recién llegado al Torbellino por así decirlo comparado con otros que llevan bastante tiempo allí morando, hablamos de Hurón Corazón Negro, Señor de los Corsarios Rojos. 

Material traducido 100% por Profanus40k.

"La única recompensa por la lealtad es la traición".
- El tirano de Badab

Hurón Corazón Negro es un sirviente inhumano del Caos que ahora vive sólo para desangrar al Imperio al que una vez sirvió. Señor de los Corsarios Rojos y Señor del Torbellino, es el siniestro rey de un imperio de monstruos. Saquea el Imperio a la cabeza de una flota de renegados y traidores, su poder ha crecido incluso cuando la luz del Imperio se ha esfumado. Una vez Señor del Capítulo de los Garras Astrales, Hurón abandonó su juramento al Imperio y arrastró a cuatro capítulos a la guerra contra el resto del Imperio. Roto y derrotado, fue llevado al Torbellino en donde renació. Atado a las máquinas que lo mantienen vivo y sumido en un dolor sin fin, Hurón ahora es una criatura marcada por el odio. Su chirriante garra mecánica ha ido a la batalla una y otra vez, seguido por el demoníaco Hamadrya, la agonía de su existencia crece cada vez más, así como el resentimiento de su interior.



EL TIRANO DE BADAB

Antes de ser los Corsarios Rojos fueron los Garras Astrales. Antes de ser Hurón Corazón Negro, fue Lugt Hurón. Los Garras Astrales fueron uno de una serie de Capítulos Marines Espaciales  encargados de vigilar la desolada región del espacio conocida como el Torbellino. Una herida abierta en la realidad, el Torbellino es un lugar donde los Demonios caminan por los mundos ahogados en sus profundidades, donde los enjambres de extraterrestres se alimentan de carroña, y los parias de la humanidad se reúnen y crecen con fuerza. Los Garras Astrales una vez vigilaron el Torbellino, pero incluso cuando emprendieron su guerra contra la oscuridad, se encontraron que sus fuerzas menguaban poco a poco. Otros capítulos, compañeros guardianes, fueron enviados a luchar en otras guerras, y cada solicitud de ayuda que enviaron fue contestada con solo el  silencio. 

Tal vez el destino habría tomado un camino diferente si otro se hubiese sentado en el trono de Badab, pero fue Lugft Hurón quien observó cómo la malignidad del Torbellino crecía, y sólo su Capítulo pagaba el precio de su vigilancia. ¿Cómo podía un padre aceptar la lenta muerte de su Capítulo? ¿Cómo podía aceptar su caída? Tal vez por el orgullo, quizás por la desesperación, Hurón rompió con la ley de hierro del Imperio. Se usaron procesos ilegales de implantación de la semilla genética para aumentar los miembros del capítulo más allá de sus límites establecidos. A medida que los miembros de los Garras Astrales crecían, también aumentaban sus dominios. Los mundos que habían sido gobernados por hombres débiles se convirtieron en vasallos de Badab. Grandes ejércitos se alzaron por la llamada de Huron, las incursiones del Torbellino fueron detenida, y durante un tiempo la herejía que había comprado esa victoria permaneció oculta.

Sin embargo, ningún secreto es eterno. Incluso cuando los Garras Astrales estaban en el culmen de su poder, su secreto estaba cada vez más cerca de revelarse. Los susurros se extendieron a través del Imperio. Se hicieron preguntas y se buscaron respuestas. Los mundos en la esfera de Badab comenzaron a retener el diezmo, y los Garras Astrales no suministraron muestras de su semilla genética al Adeptus Mechanicus. En Marte, los Tecnosacerdotes analizan las muestras entregadas  por cada Capítulo Marines Espaciales, buscando una mutación o debilidad creciente. Cada capítulo jura en su fundación proporcionar tales muestras, a riesgo de la censura más fuerte si es rechazada. Con el tiempo, la tardanza en enviar las muestras de las semillas genéticas y los diezmos de los Garras Astrales no pasaron desapercibidos. El Imperio volvió su mirada hacia Badab y buscó respuestas. Cuando una delegación del Adeptus Mechanicus llegó al sistema Badab, y exigió al Capítulo que le diera las muestras de su semilla genética, Hurón sabía que su secreto ya no podía estar por más tiempo oculto. Los Garras Astrales dispararon contra las naves del Adeptus Mechanicus, destruyéndolas y comenzando la guerra de Badab.



EL PADRE ROTO

La Guerra de Badab duró casi una década, consumiendo estrellas, planetas y miles de millones de vidas. Diecisiete capítulos de marines espaciales lucharon en sus sangrientos campos de batalla. Al final, los rebeldes Garras Astrales fueron empujados nuevamente al Sistema de Badab y a su fortaleza, El Palacio de Espinas. Las fuerzas de castigo se cernieron sobre ellos desde los cielos y fue el escenario de uno de los asaltos planetarios más brutales de la historia imperial. Los bombardeos convirtieron las ciudades en polvo y piedras hechas añicos. Pilares de cenizas y de fuego se elevaban hasta tocar los cielos. Y de ese cielo nublado por el humo, siete compañías del Capítulo de los Fantasmas Estelares descendieron como ángeles vengadores, mientras la batalla hacía estragos en Badab y a través del Palacio de las Espinas. Los Garras Astrales y sus fuerzas vasallas hicieron que los Fantasmas Estelares sangraran por cada pedazo de tierra, pero hora tras hora iban perdieron más posiciones defensivas y el recuento de muertos iba en aumento. Al final, el capitán Androcles de los Fantasmas Estelares hirió mortalmente a Hurón con su arma de fusión. El Tirano cayó, y la guerra de Badab terminó.

Los Garras Astrales ya no existían. Los temores de Hurón, de que morirían en el olvido en aquel borde del Imperio, habían sido reemplazada por la extinción a manos del Imperio. Como padre de su Capítulo no sólo había fracasado, sino que había provocado la condena que había intentado evitar. Desterrados de los registros imperiales, los honores ganados por los Garras Astrales tras su largo servicio se convirtieron en ceniza, y sus dominios dados a aquellos que los habían derribado.
 

Pero el Tirano vivía.

Evacuado del campo de batalla por un grupo de sus veteranos, se había aferrado a la vida gracias a su fuerza de voluntad, a pesar de estar reducido a un irreconocible montón de carne carbonizada y armadura destrozada, había perdido la mayor parte del lado derecho de su cuerpo. Llevando el cuerpo roto de su señor, los últimos Garras Astrales huyeron al Torbellino. Allí, entre las nubes saturadas de polvo y gas, los Tecnomarines y los Apotecarios trabajaron durante siete días y siete noches sobre los restos de Hurón. El octavo día, Hurón se levantó y miró lo que quedaba de su Capítulo. Vio un grupo de guerreros leales, el último remanente de un pasado que ahora estaba muerto. Apenas había sobrevivido a la caída del Palacio de las Espinas una fuerza equivalente a una compañía. Entre ellos había veteranos e iniciados por igual. Y cuando sus hermanos le devolvieron la mirada, ¿qué vieron? Un andante mezcla de tejido cicatrizado y maquinaria, con el rostro desfigurado por la herida que le retorcía por una agonía sin igual que únicamente era retenida por su voluntad de hierro. Sin palabra alguna, los Garras Astrales se arrodillaron allí ante Hurón. Contempló a sus guerreros en silencio y, a través de una visión de dolor y de locura cercana a la muerte, vio un nuevo camino para él y sus hermanos. Habló entonces, diciéndoles que se levantaran, que despojaran de los símbolos de lealtad al Imperio que los había traicionado, y que pintaran su armadura en rojo por la sangre de sus hermanos asesinados. Ellos sobrevivirían, dijo, y ellos se levantarían. En ese momento, los supervivientes de Badab se deshicieron de los últimos retazos de honor. Nunca más serían los Garras Astrales, sólo quedaban sus sangrientas sombras, vestidas con el carmesí que les daría su nombre: eran Corsarios Rojos, y si no podían vivir en honor gobernarían en el infierno.


EL SEÑOR DEL TORBELLINO

En las profundidades del Torbellino, Hurón comenzó a reunir poder. El Torbellino es un lugar donde de la rota realidad es más antigua que el Imperio. Dentro de los pliegues de sus nubes de gas y polvo, la disformidad y la realidad se mezclan y se enrollan juntas. Es un reino mutante, con un pie entre el mundo físico y la realidad de ensueño del Immaterium. En su corazón, los demonios caminan entre las estrellas, y bailan en la superficie de los mundos donde no hay leyes físicas que reinen, y donde la cordura es la risa ahogada que surge de entre los dientes de los cráneos. Más hacia el borde, donde la disformidad se comporta como el ciclo de las mareas de un gran océano, la vida se congela como la carroña en una tumba abierta. Andrajosos reinos de parias, náufragos mutantes, piratas, brujas, extraterrestres, los perdidos y condenados, todo enjambre en la orilla del Torbellino. Cuando los restos de los Garras Astrales hicieron de él  su hogar, éste era un lugar de crueldad y derramamiento de sangre, su oscuridad era salvaje e indómita. Hurón, y sus corsarios rojos, cambiaron eso.




EL HAMADRYA
 

El Hamadrya es una criatura peculiar que parece ligada a Hurón Corazón Negro. Piel lisa, con ojos rojos inexpresivos, se asemeja a algo parecido a un pájaro sin plumas o un perro sin piel, pero cuando se le pierde de vista su forma cambia, aumentando de tamaño, como un torbellino de llamas. Esta criatura sigue siendo un misterio. Tal vez sea un Demonio de la disformidad, o la esencia de uno de los enemigos de Hurón, o incluso los restos de su propia alma mutilada, confiscada por los Dioses del Caos a cambio de su supervivencia. Sin embargo no importa su naturaleza, el Hamadrya parece un regalo para Hurón con poderes extraños, como ralentizar el tiempo, lo que le permite ver las mentiras, y las verdades que ningún mortal debería.

En los mundos renegados, Hurón mató a pequeños reyes y forzó a los señores mutantes a arrodillarse a sus pies. Cuando otros señores piratas del Torbellino rechazaban sus demandas, mataba a sus seguidores, saqueaba sus posesiones y los entregaba a los mutantes retorcidos de la disformidad que infestaban sus naves por deporte. Al poco tiempo, los desterrados del Torbellino aprendieron a no rechazar al Señor de los Corsarios Rojos. De los piratas y de los clanes navegantes renegados tomó sus naves. De las poblaciones de mundos fríos y húmedos tomó esclavos y de las estaciones espaciales llenas de herrumbre, tomó carne y músculo para trabajar en sus bodegas. Pieza a pieza, Hurón y los Corsarios Rojos construyeron un reflejo oscuro del reino perdido de Badab. Desde su trono en la oxidada estación espacial llamada el Iris del Infierno, Hurón observó cómo su poder crecía, ilimitado sin las restricciones del Imperio. Harapientas flotas de naves atacaron el Imperio, sangraron sus mundos de esclavos y riquezas y volvieron a amontonarlos a sus pies. Los habitantes del Torbellino llamaron a Hurón el "Corazón Negro", y él lleva ese título como una corona, todavía.


EL SAQUEADOR SANGRIENTO

El poder de Huron creció, pero también lo hizo la fuerza de los Corsarios Rojos. Atraídos por el destino, los renegados de muchos capítulos encontrarían su camino al Torbellino, y a los pies del trono de Huron. Se dice que un centenar de capítulos siguen a Corazón Negro a la batalla, sus colores fueron ocultados por el rojo de la traición. Todos han caído lejos de sus orígenes nobles. Muchos de los que encuentran su camino al Torbellino ya han dado sus almas a la oscuridad, pero incluso aquellos que no, caen en el tiempo. La Disformidad sopla en el Torbellino, y toca a todos aquellos que habitan en ella. La mutación corre entre los Corsarios Rojos, al igual que los cultos y facciones dedicados a los Dioses Oscuros. El Juramento dentado, que comen la carne de los muertos después de la batalla, y los Nueve Ojos, una cábala de hechiceros infames y mentirosos, son sólo dos de los retazos de corrupción en constante cambio dentro de los seguidores de Hurón. Algunos entre los corsarios rojos no pueden dar sus almas a los dioses del caos a sabiendas, pero la falta de devoción no disminuye su condenación.


En la batalla, Huron ha llevado a sus Corsarios Rojos contra el Imperio una y otra vez. Le llaman 'El Saqueador Sangriento', y es un título que ha ganado. Los sistemas estelares cercanos al Torbellino han sufrido incursiones cada vez más audaces desde el renacimiento de los Corsarios Rojos. A menudo estos ataques son tan rápidos como brutales. Aparecen naves Corsarias, aplastan a sus presas con una fuerza abrumadora y se retiran tan rápido como aparecieron. Además de estos ataques sangrientos, Hurón ha dirigido personalmente una serie de ataques espectacularmente grandiosos contra el Imperio. En Vilamus, destruyó el almacén de la semilla genética de los Marines Errantes, condenando al Capítulo a una muerte lenta, y así ajustando cuentas con aquellos que desempeñaron un papel importante en la caída de Badab. En Parenxes, Huron destruyó una fuerza de combate de los Lobos Espaciales y de Los Halcones de la muerte, tomando el crucero de combate "El Lobo de Fenris" como trofeo después de matar a Gnyrll Bluetooth.

En una de sus más recientes atrocidades, Hurón descendió sobre la flota Aquinas congregada sobre Oldarian. Con lo aprendido tras un reunión con un vidente de disformidad, Hurón reunió a su flota y fue hacia el sistema-astillero. Sabiendo que su salida de la Disformidad alertaría a las fuerzas imperiales, decidió hacerlo en un golfo del espacio alejado de Oldarian. Los sacrificios de sangre aseguraban que podría llegar antes de que la reunión tuviera lugar; para cuando las primeras naves imperiales llegaron, nadie se había percatado de que los Corsarios Rojos estaban horrendamente cerca. Solo cuando la flota imperial se hallaba atracada sobre Oldarian aullaron los cañones de los Corsarios Rojos. Diez poderosas naves de guerra fueron destruidas en los primeros segundos del ataque. El propio Hurón lideró la segunda oleada del asalto. El crucero de ataque "Lobo de Fenris" se internó en el núcleo de la flota imperial y lanzó torpedos de abordaje contra el casco del acorazado "Elegido de Thor". Un centenar de Corsarios Rojos, con Hurón al frente, se abrieron paso hasta el reactor del navío y lo inutilizaron. El Elegido de Thor se volvió oscuro y silencioso mientras el resto de los navíos reunidos eran destrozados a su alrededor. Se piensa que Hurón dejó huir a algunas de las naves imperiales, dejando de dispararles mientras escapaban. Cuando dichas naves se reunían junto a otras fuerzas imperiales, sus tripulaciones relataban que el último mensaje recibido de la señal de la zona era "Tu Imperio está muerto".

A medida que la espiral del Fin de los Tiempos se arremolina hacia su final, las fuerzas de Hurón se congregan y el Torbellino se extiende para reclamar mundos que jamás había tocado con anterioridad. Desde su posición, Hurón observa como sus fuerzas asaltan cada vez zonas más profundas del Imperio. Algunos dicen que el Saqueador Sangriento espera y que las fuerzas desatadas no son sino una fracción de todo su poder. Lo que él en verdad espera u observa es algo que nadie sabe, pero los Señores de Terra temen que cuando llegue el momento, el caído Tirano de Badab volverá para reclamar el trono del que fue expulsado.

13 comentarios:

  1. Holaaa es aquí donde se puede comentar lejos del face?

    A mi me gustan mucho trasfondos ricamente los Corsarios pero su esquema de color nunca me ha atraído, son perfectos para Kill Team creo yo, bandas de saqueadores.
    Y Huron es un gran Villano, yo lo conocí por primera vez en el relato del libro "el Torbellino", donde había un Ultrapitufo caído al Caos, MOLA.

    En fin, " Los grandes cañones nunca descansan".

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    1. Jejejeje, ya te digo Lucas, FB según quién esté despierto cuando publicas está guay o se convierte en una jaula de grillos.

      Nunca he jugado ni con ni contra él, la verdad que no es un personaje que me haya llamado mucho (soy más de Legiones Traidoras) pero su historia es muy de venganza y traición, me recuerda mucho a la de Kranon, el Implacable, Señor de la Masacre Carmesí.

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    2. A mi me gusta la historia de Mortis Metallicus, que no quizo participar y lo meten en el sarcófago.
      Del Caos soy de Guerreros y de Nurgle, pero los Corsarios dan para fuerzas pequeñas de Caos.

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    1. Perdonar el retraso en pasarme por la entrada. El curro no sólo es mío, Marauder ha aportado mucho.

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  3. Muchas gracias por la entrada!
    Ahora bien en el Torvellino no estan tambien los Portadores de la Palabra en un mundo Forja? xq dudo que Huron ni si quiera les pueda toser, amen de que seguro que tambien hay alguna compañia de la Legion Alfa. Lo digo porque segun este trasfondo da a entender que Huron tienen el "control" del torvellino.

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    1. Eso ya te lo dirá GW, esto es solo traducción, no hay na inventao xD

      Cuidado con las "v" dani!

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